Artículo escrito por Leonardo Romero S.
Codirector del Centro de Asesoría y Consultoría
Barranquilla - Colombia
Codirector del Centro de Asesoría y Consultoría
Barranquilla - Colombia
El abuso sexual es un hecho que ocurre mucho más de lo imaginado. Una falsa creencia en torno a su incidencia es que los abusos sexuales infantiles son casos excepcionales. Aunque existe un subregistro, hoy día existe una mayor conciencia frente a la denuncia del hecho, lo cual hace percibir que el abuso sexual siga aumentando o que se de más que antes.
El abuso sexual crece en todos los niveles sociales, generalmente en ambiente intrafamiliar, aunque también es realizado por personas fuera de la familia del niño o la niña. Puede suceder como un hecho aislado, es mayor la proporción de casos consecutivos y recurrentes de abuso sexual.
Tal como lo describe el informe de Save Children (1998) a nivel internacional se calculan porcentajes de incidencia aproximada de reportes en un 20% de mujeres y 10% en hombres.
Socialmente aún no se ha valorado en su verdadera dimensión como un serio problema relacionado con la calidad de la salud sexual y emocional. Aunque no se tengan cifras exactas es sabido de una proporción importante de niños y niñas que son abusados sexualmente de diversas formas. Aún es mucho lo que hay por hacer en relación a su prevención.
Probablemente la percepción de invulnerabilidad ante este hecho (creer que es algo que ocurrirá en otras familias, no en la propia) predispone a que no se haga una adecuada prevención del abuso sexual. Por otra parte la ausencia de procesos intencionados, sistemáticos y permanentes de educación sexual, especialmente en las escuelas, es un hecho que limita el desarrollo a acciones concretas y efectivas contra el abuso sexual.
Mientras no existan procesos de prevención enmarcados dentro de procesos amplios e integrales de educación sexual, la niñez, será más vulnerable y susceptible de ser víctima a las diferentes formas de abuso sexual.
En gran parte de nuestras escuelas la educación sexual no hace parte de sus políticas educativas, a pesar de la obligatoriedad de la educación sexual (En el caso de Colombia). Mucho menos es de esperarse que la realización de programas de prevención de abuso sexual sean objeto importante de sus acciones educativas.
El abuso sexual es prevenible, no bastan intervenciones alarmistas o atemorizantes, tampoco son suficientes simples instrucciones defensivas (“tienes que defenderte”, “no te dejes tocar de nadie”) sin el acompañamiento de un entrenamiento en habilidades de protección y defensa asertiva, la promoción de ciertos valores de convivencia, etc.
¿Qué es el abuso sexual infantil?
En este trabajo se considera como abuso sexual a cualquier actividad realizada sin consentimiento, con o sin violencia, con o sin contacto, por una persona de cualquier edad, con el propósito de obtener placer sexual.
Es otras definiciones se hace referencia a que esta actividad es realizada por alguien de mayor edad, e incluso se ofrecen rango de edades de 5 y 6 años de diferencia.
Aunque una buena parte del abuso sexual infantil es realizado por mayores, también es posible que esta actividad sea realizada por niños y niñas en edades iguales o cercanas sin que deje de ser por ello un acto de abuso, ya que no se ha consentido y/o ha sido forzado de alguna forma.
Existen diferentes formas de abuso sexual, es importante tener en cuenta que este no tiene que ser mediado por la violencia o la agresión y que necesariamente no tiene que haber contacto físico. Tal como lo describe el siguiente cuadro (la gráfica No. 1) existen diversas conductas abusivas que no implican ningún contacto físico y mucho menos genital y penetrativo.
Una violación es una forma de abuso sexual pero existen múltiples formas de abuso sexual que no implican ni uso de agresión, ni penetración (vaginal o anal).
Errores y fallas en la prevención
A los adultos aún les cuesta trabajo abordar adecuadamente y eficazmente lo relacionado con el Abuso Sexual. En muchas ocasiones sus intervenciones se limitan a las instrucciones “alarmistas” y “atemorizantes”, algunas veces acompañados de instrucciones defensivas que no desarrollen competencias y destrezas efectivas, por ejemplo: “tienes que defenderte”, “no te dejes tocar de nadie”, etc... Este tipo de circunstancias no enseñan qué hacer, cómo hacerlo y favorecen la construcción destructiva en relación al cuerpo, los genitales, el placer sexual y el abuso sexual.
En una exploración realizada por Farley Duran (1999) sobre lo que hacen padres y madres para prevenir el abuso sexual con sus hij@s se observaron respuestas como las siguientes:
- “Lo mantengo bien informado y además le digo que no hable con personas extrañas... que su cuerpo merece respeto y que nadie debe tocar sus partes intimas”.
- “Les hablo, les muestro libros de educación sexual, ellos miran y yo les voy explicando”.
- “Cuidarlo, le digo a la abuela que no lo deje con cualquier persona desconocida, que no lo deje salir solo, que pilas!! Que no se confié de nadie”.
- “Yo le digo que se cuide de las personas”.
- “La verdad es que no lo he hecho nunca”.
Son varias las falencias que tienen algunos intentos de prevención de abuso sexual, analizaremos algunas de ellas:
- Decir a l@s niñ@s que no hablen con personas extrañas, no les habilita para protegerse del Abuso Sexual por otra parte esta prescripción se hace desconociendo que la mayor parte del abuso sexual es realizado por personas cercanas y familiares al niño o niña.
- “Tu cuerpo merece respeto y nadie debe tocar tus partes intimas”. Sin quererlo esta intervención induce a la idea de que el contacto corporal y genital es “una falta de respeto” se deja de señalar que es exactamente lo que está mal en el abuso sexual, tocarse con otro no es malo, lo rechazable es que se haga sin tener en cuenta al otro, sin su consentimiento, usando estrategias de manipulación, o aprovechamiento de la ingenuidad para obtener placer sexual siendo que el o la menor no están en posibilidad de consentir.
- Prevenir el abuso sexual es una cosa y crear paranoia social es otra, la prevención del abuso sexual no implica la promoción de sentimientos de desconfianza colectiva e indiscriminada. Precisamente una de las metas e enseñar a que discriminen y diferencien cuando están siendo objeto de un abuso sexual e incluso de abuso no sexual.
- Se les dice cuídate sin enseñarles como hacerlo y sin entrenarles en la adquisición de habilidades y destrezas conductuales que l@s hagan competentes para ello. Cómo plantearemos posteriormente estas habilidades se pueden adquirir por medio de procesos de aprendizaje estructurado que por lo general no se hacen en las familias ni las escuelas.
- En el peor de los casos se observa que una buen parte de la familia y la escuela no abordan el tema y hacen silencio frente a este medio. En una encuesta aplicada a padres y madres de familia de una escuela de clase media en la ciudad de Barranquilla se encontró que el 34% “nunca” o “más bien poco” habían enseñado cómo defenderse del abuso sexual y que el 44.7% “nunca” o más bien poco” habían enseñado cómo responder asertivamente ante situaciones de abuso sexual que no se desean acceder. Por la experiencia vivida en mucho se os talleres de educación sexual con padres, madres y docentes hemos encontrado que una cierta proporción dicen “si” prevenir el abuso sexual, al explorar que es lo que han hecho para prevenirlo se encuentras respuestas como las anteriormente xxxxxxxxx que evidentemente no dejan de ser intervenciones inefectivas e insuficientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario