agosto 20, 2010

Aprender Jugando

Artículo publicado el 16 de Mayo del 2008
en el suplemento Educación Inicial
del Diario El Comercio
Lima - Perú

En algún momento de nuestra niñez todos hemos convertido la escoba en un caballo, la olla de la cocina de mamá en un casco de soldado, o un armario en nuestro escondite secreto. Pero llevar la imaginación infantil al aula para hacer de ella la herramienta principal del desarrollo de nuestros hijos es un reto que merece una mirada más profunda.

“Bueno, niños”, dice la maestra, “ya terminaron de jugar; ahora vamos a trabajar”. Los pequeños cambian sus rostros alegres y entusiastas en imágenes adustas y serias. ¿Qué es lo que está pasando? Que la docente desconoce las bondades del juego en el aprendizaje de los niños, sobre todo en educación inicial, y separa dos actividades que deberían estar íntimamente relacionadas.
“Lo ideal es aplicar la alegría del juego al proceso educativo”, afirma Teresa Belloso Ezcurra, consultora en educación del Programa Nacional de Formación y Capacitación Docente del Instituto Pedagógico Nacional Monterrico. “Hay muchos investigadores que han trabajado este tema. El psicólogo y pedagogo suizo Jean Piaget, por ejemplo, nos dice que a través del juego los niños encuentran una serie de situaciones que propician el aprendizaje. Parten del desequilibrio que les proporciona una situación difícil a la acomodación a través del razonamiento hasta llegar a la etapa del equilibrio, que es cuando encuentran una solución”.
Es que el juego es una actividad inherente al ser humano y se hace más evidente en los niños. Les causa placer y disfrute, pero también les facilita el conocimiento de su entorno. Al jugar, el niño socializa, razona, investiga, explora, manipula y aprende. Además, pone en práctica sus habilidades y destrezas, porque el proceso lúdico le obliga a resolver problemas creando una variedad de estrategias. “A través del juego libre los niños desarrollan su voluntad, porque si tienen una idea deben encontrar la forma de realizarla. Si quieren construir un avión, una casa o un barco no basta con pensar, tienen que moverse, buscar, y el centro educativo debe poner a su disposición mesas, sillas, telas y todos los materiales necesarios para que puedan hacer lo que desean, porque el niño aprende a través del hacer”, afirma Mary Criármelo, educadora del jardín de infancia del Colegio Waldorf Lima.
No todo es felicidad
“Las instituciones normalmente se han dedicado a abordar el tema de la infancia como si fuese una etapa totalmente feliz en que los niños no tienen ningún problema. Pero la realidad es diferente”, explica la psicóloga infantil Anny Reynoso. “En su desarrollo, el niño atraviesa muchos conflictos y pasa por situaciones muy delicadas. Por ejemplo, la inseguridad que le puede generar el nacimiento de un hermano, que se va a manifestar en el surgimiento de los celos, y se puede convertir en el nacimiento de una rivalidad que va a durar hasta la adultez”. A esto hay que añadir el resentimiento con los papas, que no supieron cómo acompañar al niño.
¿Por qué es importante el juego en estos casos? En el juego, el niño confronta sus conflictos y los resuelve, expresando su malestar. Simplemente al comentar algo al respecto o al representar el hecho ya está liberando esa angustia que, de lo contrario, quedaría guardada y se reactualizaría de alguna manera en el futuro.

Jugando en el aula
En las metodologías educativas sustentadas en el juego, la maestra se pone, literalmente, a la altura de los niños: se sienta en el suelo para escucharlos y mirarlos con empatia, los acompañan en el momento en que se expresan y les preguntan “en qué te puedo ayudar, por qué estás molesto, qué te ocurre”, en el momento oportuno, sin sentirse la autoridad que debe tener todo atado y en orden. “La idea es respetarlos a cada uno tal como es y acompañarlos”, explica Bárbara Nogueras, directora del Nido Retama, de Miraflores (Lima).
“Imagínate a un niño que desde el momento en que nace no necesita que alguien le diga en qué momento levantarla cabecita o empezar a gatear, todo es juego y placentero para él, pero de pronto llega al aula de educación inicial y le dicen: No. Ahora siéntate y aprende. ¿Aprender lo que el adulto le enseñe? Un aprendizaje significativo es el que el niño, de acuerdo con sus intereses y con su lenguaje, va adquiriendo. Y el juego es el lenguaje más maravilloso".

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